EL ARTE EN LA CLASE DE HISTORIA IX
PODER POLÍTICO, RELIGIÓN Y SOCIEDAD A TRAVÉS DE LA PINTURA EGIPCIA
Prof. Mónica Salandrú
Hoy estudiamos al arte egipcio como
un período artístico, pero en realidad los egipcios no buscaron la creación de
obras de arte (tal como las concebimos en la actualidad) sino que utilizaron
las formas plásticas de una manera funcional, no para servir a un goce estético
sino porque poseían un valor simbólico, ya sea político o religioso.
En Egipto el arte estuvo al
servicio del poder político y religioso, aunado en la figura del faraón, razón
por la cual éste lo utilizó como un medio propagandístico para mostrar la doble
naturaleza de su poder.
El carácter simbólico del arte
egipcio hace que las obras se alejen de las representaciones realistas. Lo
importante era representar aquello más característico del objeto, y para esto
desarrollaron un sofisticado y complejo sistema de convencionalismos. A través
de las pinturas y los relieves, cuyas leyes de representación fueron respetadas
durante siglos, se narraron guerras, se exhibió el poder real, se representó y
rindió culto a las divinidades. Constituyen, por tanto, una fuente
importantísima para conocer la civilización egipcia.
Tanto pinturas como relieves, en
su mayoría, se localizan en ámbitos funerarios (también aparecen pinturas y
relieves en templos, palacios y residencias particulares), sirviendo de ayuda
al difunto allí enterrado. En los muros de las tumbas se solía representar todo
aquello que la momia pudiese necesitar en la otra vida. Se creó así un programa
iconográfico que ordenaba las escenas de acuerdo a distintas temáticas:
preparación o almacenamiento de alimentos, referencias a las posesiones del
muerto, y textos jeroglíficos que apoyan el sentido de las escenas o que
pertenecen a pasajes del “Libro de los Muertos” que ayudarían al difunto en el
tránsito a la vida eterna. El artista egipcio tuvo que trabajar bajo unas
normas de ejecución muy severas: representación bi-dimensional, ley de
frontalidad, falta de perspectiva, horizontalidad, idealización de las figuras,
representación jerárquica, uso simbólico del color.
La pintura al temple fue la
predominante en los muros. Sobre una capa de barro mezclado con paja, se
disponía una de yeso que era el soporte pictórico. Con una cañita mojada con
ocre rojo se realizaban los contornos de las figuras, se pintaba el fondo de
amarillo o blanco de cal, y se volvían a repasar los personajes, esta vez
cubriendo las superficies con el color. Las tonalidades utilizadas eran planas,
no existía la gradación, y también estaban sujetas a fuertes convencionalismos:
la piel de los hombres debía ser en color rojo ladrillo y la de las mujeres de
un ocre amarillento; los cabellos, pupilas e iris eran negros, y los colores
más vivos estaban destinados a los detalles decorativos (collares, árboles,
pájaros, etc.)
A través de las pinturas, además
de temáticas funerarias, nos acercamos a representaciones de los dioses y sus
respectivos cultos, batallas y otros acontecimientos relevantes en la vida del
faraón, motivos de la naturaleza vegetales o animales, y escenas de la vida
cotidiana del pueblo egipcio, que representan trabajos de campesinos,
artesanos, escenas de caza y pesca, etc.
Obras sugeridas:
1)
Escena de caza
con red y escena de cultivo (c.2700-2600 a.C.). V Dinastía, Imperio Antiguo, procedente de la
mastaba de Itet, en Meidum, se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo
Aparecen en
esta pintura varias de las convenciones que configuraron el canon egipcio:
- La organización de la temática en registros superpuestos. La disposición de las figuras sobre un suelo horizontal puede explicarse por la búsqueda de un equilibrio, de un orden cósmico que rige el mundo.
- Representación esquemática de elementos paisajísticos naturales, como la flor de papiro o las hojas de los árboles.
- Representación de las figuras de perfil, buscando así mostrar el mayor número de partes del cuerpo posibles. Por ejemplo, si representaban el rostro de frente, destacaban ojos y boca y el sentido del olfato se perdía, al representarlo de perfil aparecían todos los rasgos: oreja, ojos, nariz, boca.
2)
Nebamun
cazando aves en el Nilo (c. 1400-1350 a.C.). XVIII Dinastía, Imperio Nuevo,
procedente del hipogeo de Nebamun en la necrópolis de Tebas, se encuentra en el
British Museum de Londres
Durante el
Imperio Nuevo se da la época dorada de la pintura egipcia. Detallismo,
dinamismo y vivas tonalidades confieren a este tipo de escenas gran belleza y
naturalismo.
- Siguen apareciendo convencionalismos propios de la pintura egipcia: ley de la frontalidad, utilización de la representación jerárquica de las figuras (los personajes más importantes adquieren una mayor altura o grandeza, y los de menor trascendencia quedan en dimensiones más reducidas). En este caso la figura de Nebamun domina la escena, cazando aves entre papiros. Detrás está su esposa cargando flores de loto, y entre sus piernas se sienta su hija.
- Se concede ahora mucha más importancia al detalle en la representación de las plumas y pieles de los animales, a la diversidad de especies, al movimiento de las figuras, todo lo cual confiere gran dinamismo a la escena.
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