viernes, 29 de mayo de 2020

Pensando la clase para enseñar a pensar históricamente (I)

LA DIDÁCTICA DEL OBJETO COMO ESTRATEGIA ÚTIL EN LAS CLASES DE HISTORIA

                                                                     Prof. Elisa M. Rodríguez


Algunas consideraciones previas:


La Historia  a enseñar ha de ser concebida, necesariamente, como una disciplina en construcción, y por tanto, como una oportunidad de iniciar a los  estudiantes en el aprendizaje del método histórico,  de las formas de construcción del conocimiento, y de las preguntas que nos debemos formular para ello; esta indagación, además,  puede constituirse en un poderoso aliado para interrogarnos a nosotros mismos, lo cual es especialmente valioso para los estudiantes con quienes trabajamos. La Historia como disciplina, contribuye también a la comprensión del presente, en tanto permite analizar las tensiones temporales, y categorías  como la causalidad, temporalidad,  y con ellas el cambio y a continuidad, así como contextualizar y comparar. 
La enseñanza de la Historia, además, genera  la posibilidad de educar a los estudiantes en una mirada  reflexiva de su entorno local, nacional y mundial, así como a adquirir sensibilidad por los temas sociales, al promover empatía a partir de la comprensión racional de los tópicos abordados, todo lo cual contribuye a la promoción de ciudadanía.
La invitación a formular una planificación que tome en  cuenta estos propósitos implica posicionarse frente a los programas oficiales con una mirada crítica, personal, que habrá de ajustar la selección de contenidos, su organización y la asignación de tiempos para un  abordaje con un criterio no necesariamente lineal, en uso de la autonomía docente.
Un ejemplo posible puede ser trabajar a partir de un objeto.

La didáctica del objeto:


Enseñar Historia enseñando el método histórico implica introducir a los estudiantes en los proceso de análisis e investigación propios de la disciplina, es decir, aprender a formular y a formularse preguntas, inferir, deducir, cuestionar, elaborar posibles hipótesis, contrastar. En este sentido, enseñar a partir de objetos del pasado es una estrategia muy válida, y especialmente motivadora, porque despierta la curiosidad. Trabajar a partir de un objeto que  es traído al aula por el estudiante, o por el profesor o a partir de objetos seleccionados de un  museo, permite la promoción de una serie de habilidades en relación al análisis de ese objeto, sin caer en la banalización de jugar a adivinar el uso del mismo. Trabajar con un objeto implica el mismo rigor que el trabajo con otras fuentes y recursos: requiere de un aprestamiento previo, y la indagación en torno  a él a partir de preguntas que problematicen la construcción del conocimiento, como por ejemplo:
  • ¿Para qué se utilizaba este objeto?
  • ¿Cómo se utilizaba?
  • ¿Qué cosas sabemos con seguridad de este objeto?
  • ¿Qué más nos gustaría saber?
  • ¿Hay en otras épocas y/o sociedades objetos que desempeñen funciones similares?

En un momento como éste en el que nos encontramos, a punto de retornar a una nueva forma de presencialidad, que no nos permita recuperar los tiempos de trabajo en el aula a los que  estábamos acostumbrados, introducir dinámicas que impliquen trabajar con un objeto, al que accedemos por ejemplo mediante la visita virtual a un museo, puede resultar una estrategia útil para recuperar memorias remotas o cercanas,  A partir de ese objeto cuidadosamente seleccionado, al que formularemos las preguntas adecuadas, podríamos abordar la presentación de una época, un grupo social, una sensibilidad especial frente a determinados temas, una tecnología, o todas ellas en simultáneo. 
Por último, es necesario  recordar la necesidad de contar con una propuesta didáctica concreta antes de  acudir al museo, aún en forma virtual, pues el aprendizaje significativo se da sólo si hay investigación de parte de docente, de acuerdo a los intereses, la edad, y a una cuidadosa planificación  del objeto o de los objetos a cubrir en la visita. Cada objeto de un museo es exhibido por la carga significativa que conlleva, y representa un mensaje o un testimonio; para que el mensaje sea comprendido con claridad, se necesita la intervención didáctica del profesor. Precisamente, parte de la estrategia didáctica es realizar una selección de objetos en relación a los objetivos propuestos para esa actividad, y atendiendo a las características de los estudiantes, para evitar su "saturación".


A manera de ejemplo, presentaremos tres que sintetizan lo abordado hasta el momento, y permiten seguir un eje tansversal a lo largo de diferentes cursos de Historia, como lo es el aporte de las mujeres en la construcción de nuestra historia, su rol en la sociedad que integraron, y en relación a lo anterior, establecer una comparación entre las diferentes formas en que transitan el duelo por la pérdida de seres queridos. Desde estos lugares, se puede iniciar el abordaje a otros temas dentro del curso.  Los ejemplos que presentaremos a continuación están incluidos en una selección realizada por el Museo Histórico Nacional, en su catálogo: "La memoria femenina: mujeres en la historia, historia de las mujeres". Todos ellos están acompañados de la explicación contenida en dicho catálogo

1- CERÁMICA DE GRUPO CAZADOR DE LAS COSTAS DEL RÍO DE LA PLATA



Cerámica globula
                                     Museo Museo Nacional de Antropología (Uruguay)       
Clasificación Genérica: Cerámica arqueológica   Objeto/Documento: Cuenco globular
Título: Cerámica arqueológica prehistórica (cuenco globular) de la región sur de Uruguay (Museo Nacional de Antropología, MEC)
Materia/Soporte Cuenco:cerámica marrónDimensiones Boca:diámetro=18 centímetros;  Paredes:espesor =11 milímetros;
Descripción: La cerámica, es el primer material artificial fabricado por la especie humana. Su origen data de la época prehistórica y consistió en mezclar arcilla, agua y algunos elementos como arena, cuarzo triturado, conchillas de moluscos, etc., para fabricar una pasta consistente y maleable. Con esta masa, se puede crear infinidad de objetos de muy variadas formas que luego de un secado controlado y colocados al fuego (tanto en forma directa como en pozos), se transforman en cerámicas. El hallazgo de vasijas enteras o fragmentos de ellas, ha sido utilizado como elemento diagnóstico desde los albores de la arqueología. Se trata de un indicador cronológico, que ha ordenado secuencias temporales (precerámicas y cerámicas), y además se ha empleado como marcador cultural y/o étnico, separando "lo salvaje" de "lo bárbaro" y de "lo civilizado" en tanto su correlación con la agricultura y el sedentarismo. En base a sus características estilística, como pueden ser las técnicas y motivos decorativos, y analizando su distribución espacial, se ha relacionado determinada cultura material con grupos étnicos específicos y se ha utilizado la cerámica como marcador social para establecer entre otros aspectos, las relaciones entre áreas vecinas.
Por otra parte, al interior de un grupo o comunidad ha sido empleada como elemento distintivo de roles. Tradicionalmente la cerámica se ha asociado a los espacios domésticos, en particular los vinculados con la cocina o el almacenaje de alimentos. La lectura (científica y popular) de las relaciones sociales, ha dado por sentado que dichos ámbitos eran patrimonio casi exclusivamente femenino, en tanto que los asociados a la caza o búsqueda de alimentos pertenecían a lo masculino. Por lo tanto, se ha relacionado a las ollas, escudillas y otros recipientes cerámicos prehistóricos con la presencia femenina. En estas interpretaciones -más allá del grado de certeza que incluyan-, subyace el modelo tradicional de relaciones de género, en donde la visión de la división "natural" del trabajo considera a las mujeres pasivas e identificadas con 'el hogar'. Sin embargo, en las últimas décadas han surgido corrientes que discuten esta conceptualización unívoca. Las evidencias arqueológicas indican que las sociedades prehistóricas (al menos hasta la revolución agrícola que devino en sociedades jerarquizadas y urbanas), eran más permeables en la  división del trabajo. Y una vez analizado el papel productivo preponderante de las mujeres en algunas culturas actuales de cazadores-recolectores, cabe preguntarse si esta adscripción de lo doméstico a la población femenina no continúa siendo un reflejo de imágenes y significaciones culturales de nuestra sociedad. Los fragmentos de este recipiente cerámico prehistórico, fueron hallados aproximadamente en 1930 por Francisco Oliveras (aficionado a la arqueología), en un sitio arqueológico ubicado cerca de la desembocadura en la margen derecha del Arroyo Carrasco, en el Departamento de Montevideo. A partir de los fragmentos recuperados, Oliveras realizó la reconstrucción de la forma completa del recipiente.
Su ubicación actual es el Reservorio del Museo Nacional de Antropología - MEC, Uruguay. Se trata de un recipiente de cerámica de forma globular, comúnmente denominada olla, con manchas de hollín en su exterior. El diámetro de su boca es de 18 cm y el espesor de sus paredes de 10 a 11 mm. El antiplástico utilizado es arena de grano fino a medio y la cocción corresponde a un ambiente reductor. Los fragmentos recuperados no presentan decoración. Culturalmente, se le adscribe a grupos de cazadores recolectores que ocuparon el S.E. del territorio sobre las costas del Río de la Plata. Si bien este recipiente cerámico en particular no fue datado directamente, de acuerdo a la información de otros sitios prehistóricos y a la cronología de la cerámica prehistórica en el Uruguay, podemos estimar su antigüedad entre 500 a 2500 A.P.
Datación Cuenco:500[ac][ca]-2000[ac][ca]
Lugar de Producción/Ceca Cuenco: Uruguay (América del Sur, América)

2- ALHAJAS DE LUTO
Conjunto de alhajas de luto
Museo: Museo Histórico Nacional (Uruguay)
Clasificación Genérica: Objetos funerarios    Objeto/Documento: Joyas de luto
Título: Collar y Pulsera de luto. Objetos femeninos pertenecientes a la colección del Museo Histórico Nacional (MEC-Uruguay)
Materia/Soporte Collar:Cabello humano negro    collar (sujetadores):Oro amarillo amarillo
Pulsera:Cabello humano negro    Pulsera (broches):Oro amarillo amarillo
Dimensiones Collar:Longitud=48 centímetros;
Pulsera:Longitud=27 centímetros;Anchura=2,5 centímetros;
Descripción: Conjunto de alhajas de luto, elaboradas con cabello humano que pertenecieron a una familia de vitivinicultores del siglo XIX. El mismo está compuesto por tres cadenas con engarces y broches de oro, una pulsera haciendo juego y dos pendientes. Este tipo de alhaja tuvo su auge en el siglo XIX, en Gran Bretaña.
Fue la reina Victoria quien impuso esta moda tras la muerte de su esposo el príncipe Alberto en 1861. Ante su fallecimiento mandó a confeccionar este tipo de joyas con el cabello de su esposo, para ser utilizado durante su duelo. Fue así como muchas mujeres comenzaron a usar esta indumentaria, exteriorizando el estado de luto tras la muerte de un ser querido y su lazo sentimental con éste. Las alhajas fueron elaboradas por artesanos y el primer paso para su confección era el lavado del cabello. Luego se dividía en mechones y se lo trenzaba con pinzas especiales. Finalmente se hervía la pieza para darle rigidez y forma. Luego El joyero era el encargado del engarce, utilizando apliques de oro u otro metal. El conjunto de alhajas elegido para este catálogo, pertenece al Museo Histórico Nacional de Uruguay y resulta representativo del imaginario y las costumbres de ciertos sectores sociales del Uruguay, hasta mediados del siglo XIX.

3- PRENDEDOR CON LOGOTIPO DE LA ASOCIACIÓN DE MADRES Y  FAMILIARES DE  DETENIDOS DESAPARECIDOS                                                                   Prendedor y estuche con texto                                                    





Prendedor:Metal blanco [Además, presenta resina y esmalte.]
Dimensiones Estuche de cartulina (contenedor):Largo=22,8 centímetros;Ancho=6 centímetros;Prendedor:Ancho=2 centímetros;Espesor=1 centímetro;Alto=1 centímetro
Descripción: La margarita, símbolo de la Asociación de madres y familiares de detenidos desaparecidos en la última dictadura militar de Uruguay (1973- 1985).
La margarita fue elegida como símbolo femenino e imagen representativa de una organización social, cuyos reclamos son compartidos por amplios sectores del pueblo uruguayo. Se trata de una flor en parte deshojada, que identifica a las madres y los familiares de detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar, instaurada en el país entre 1973 y 1985. Un colectivo que desde sus orígenes (en los '70), demanda investigación sobre el paradero de personas, la separación de niños de sus familias, y el juicio de crímenes o violaciones a los derechos humanos cometidos por el propio Estado en décadas oscuras de nuestra historia. El logotipo, cuyo origen no ha sido estudiado en profundidad, fue elaborado por una ex presa política. Desde 1989 aparece como elemento de unificación del colectivo, siendo utilizado masivamente en documentos y declaraciones, como por ejemplo, frente a los resultados de una instancia electoral que, hasta la fecha, impide condenar los delitos cometidos por militares y policías durante el período dictatorial. A partir de entonces, la margarita ha sido utilizada sistemáticamente por el grupo. Y desde 1996 es una imagen directamente asociada a ´la marcha del silencio', manifestación pacífica pública realizada los 20 de mayo de cada año, memorial viviente donde decenas de miles de uruguayos se pronuncian con consignas vinculadas a la verdad histórica. "Convertida la Marcha en patrimonio vivo, cuando se instala el Museo de la Memoria de Uruguay, la Marcha se instala en el museo. Las fotografías/pancartas que portan los familiares ingresan al museo y se cuelgan en sus salas.", sostiene la dirección del MuMe. Desde hace dos décadas, estas piezas con la margarita impresa, cada 20 de mayo salen de la institución con el objetivo de hacerse presentes en la caminata, para luego volver al montaje museográfico y el resto del año ser objeto pedagógico que los visitantes pueden observar y resignificar. El objeto presentado es un pequeño prendedor, tipo "pin", de metal y resina coloreada y esmaltada, con el símbolo de madres y familiares de uruguayos detenidos desaparecidos: la margarita a la que le falta un pétalo. Los pétalos son blancos, la corola es amarilla, y está delineada con dorado. Tiene un estuche formado por una cartulina plegada, impresa, con fondo azul y letras blancas en el anverso; y fondo blanco y letras azules en el reverso. El exterior del estuche tiene el lema: detenidos desaparecidos símbolo de la lucha por la verdad, cuándo, dónde. cómo, por qué. El estuche, en su interior, incluye un texto del escritor Mario Delgado Aparaín.

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