RECOMENDACIONES DE LA INSPECCIÓN DE HISTORIA EN RELACIÓN A LA EVALUACIÓN
21/8/2020
La Inspección de Historia se comunica nuevamente con el colectivo docente para recordar y/o realizar sugerencias en relación a la evaluación, en esta oportunidad puntualmente en relación al documento publicado por el Equipo Coordinador de Gestión y Pedagógico del CES el pasado 3 de agosto de 2020 titulado “Orientaciones vinculadas con la evaluación de los aprendizajes: la calificación”.
Los docentes han venido valorando las actuaciones de sus estudiantes, desde el pasado mes de marzo. Las tomas de decisión no han sido uniformes, pero sí la respuesta dedicada de la gran mayoría de los profesores, quienes han ido construyendo recorridos válidos, acordes a los contextos y realidades en las que se desempeñan para sostener y acompañar, desde la enseñanza de la Historia, a sus alumnos. Y a lo largo de los mismos, todos priorizamos, en sintonía con las resoluciones emanadas de las autoridades, y con la realidad de la situación, la evaluación de carácter formativo.
El documento del pasado 3 de agosto nos posiciona frente a otra posibilidad. Es natural que cómo se elija evaluar para calificar estará, en primer lugar, relacionado directamente con el posicionamiento pedagógico propio y en aquellos puntos objeto de reflexión en la segunda ronda de Salas del pasado mes de julio: ¿para qué y cómo enseño Historia? ¿por qué la considero imprescindible para mis estudiantes? ¿qué habilidades académicas me propuse poner en práctica en esta situación de excepcionalidad? E indudablemente se deberá sintonizar la manera en que hemos venido trabajando con la propuesta de la/s actividad/es evaluativa/s para poder luego acreditar.
No evaluar sería no reconocer ni valorar el trabajo de docentes y alumnos durante los meses de clases a distancia y durante el retorno a la presencialidad. Pero evaluar como si todo hubiera sido normal tampoco parece lo más sensato. Por esa razón, resulta pertinente comenzar a calificar flexibilizando ciertos plazos, modalidades y niveles de exigencias para la motivación a futuro, tanto de profesores como de estudiantes.
Por tanto, desde la Inspección de Historia consideramos pertinentes las siguientes consideraciones con respecto a la evaluación con miras a la acreditación.
- Se sugiere que en las actuales circunstancias de total excepcionalidad se valore en primer lugar el manejo de las habilidades académicas y saberes disciplinares, en diálogo con los contenidos. A partir de la planificación situada generada, a la hora de evaluar, se propone priorizar las habilidades que se buscaron promover para contribuir al desarrollo del pensamiento histórico, el espíritu crítico, y la promoción de autonomía y en los contenidos programáticos escogidos para ponerlas en práctica.
Como ya se sugirió en la 2ª ronda de Salas, en Ciclo Básico las habilidades a poner en práctica podrían ser:
- Las comunicacionales, esenciales para el desarrollo del pensamiento histórico y del aprendizaje (decodificar textos disciplinares, desarrollar prácticas de escritura y oralidad que den cuenta de la incorporación de conceptos y términos propios de la asignatura, así como de estar en condiciones de seguir aprendiendo historia con relativa autonomía).
- La capacidad de reconocer las diferentes categorías de análisis histórico (sociedad, economía, política, cultura, etc.)
- Trabajo con la temporalidad (procurando la incorporación del concepto de tiempo histórico, y plantear la identificación de hechos significativos, cambios y permanencias, interrelación de variables, multicausalidad, simultaneidad de procesos, etc.) y la espacialidad (interrelación espacio y cultura material, maneja cartografía histórica) como elementos clave en la conformación del pensamiento histórico.
- La posibilidad de utilizar el método histórico para la comprensión y valoración de la disciplina.
- La valoración la herencia cultural y el reconocimiento el patrimonio tanto universal como local.
Para 2º Ciclo las habilidades sugeridas fueron:
- Poner en práctica la postura crítica y reflexiva ante las distintas corrientes historiográficas.
- El manejo del bagaje conceptual básico de la disciplina así como del vocabulario específico.
- Acompañar el recorrido hacia un uso autónomo de las TIC'S para la búsqueda, organización y la generación de información.
- Plantear el diseño, la elaboración y la presentación de un trabajo en equipo y en el formato de proyecto de indagación, el cual en el nivel de 3er año es preceptivo por el REPAG.
Además de estas recomendaciones, nos parece oportuno a nivel de todos los cursos en general, recordar otros aspectos compartidos en diferentes Salas a lo largo de este año. En cuanto a los contenidos programáticos sugerimos: realizar una selección a partir de los propósitos que se hayan formulado al momento de planificar y una priorización orientada por criterios tanto de relevancia como de pertinencia. Esto quiere decir seleccionar aquellos objetivos de aprendizaje más esenciales sobre los que se funda la disciplina, teniendo en cuenta que los contenidos de un curso no serán abordados en el curso subsiguiente.
- Tomar como punto de inicio el potente diagnóstico recomendado en las Salas del pasado mes de mayo. El estado de situación diagnosticado, del grupo en general y de cada estudiante en particular, nos servirá de insumo para constatar cuánto se ha podido avanzar al momento de cierre del año lectivo. Siempre teniendo en cuenta las particularidades de los cursos en 2020.
- Considerar las instancias presenciales a las que el estudiante haya podido asistir como las más potentes al momento de promover aprendizajes y obtener en estas las evidencias que plantea el Equipo Coordinador en su comunicación del 3 de agosto. Como se intercambió en las instancias de encuentro virtual se sugieren actividades en las que los estudiantes pongan en práctica habilidades disciplinares de manera creativa así como resolución de situaciones concretas. Se puede trabajar, a través de estas, con fuentes históricas e historiográficas, sean estas escritas, iconográficas (estáticas y/o en movimiento), sonoras, entre otras.
- Ponderar también los insumos obtenidos en las instancias virtuales, o remotas, cuando las hay. La sugerencia pasa por reservar para estas situaciones aquellas actividades que el alumno pueda transitar con las explicaciones dadas en aula y una vez comprendidas estas, acorde a su nivel de autonomía, desarrollarlas individual o grupalmente. Por ejemplo podrían proponerse pautas de trabajo que implique acercarse a otros ámbitos de aprendizaje, la llamada aula fuera del aula, que en la actualidad tienen cabida a través de visitas virtuales a distintos reservorios culturales como ser: museos, centros arqueológicos, espacios arquitectónicos, entre tantos otros.
- Tomar en cuenta, al momento de calificar, tanto para próximos promedios como para el cierre del curso, los juicios generados a partir de la evaluación formativa de los tiempos de virtualidad y de presencialidad parcial.
- Algo que nos desafía en la evaluación, y dentro de ella en la acreditación, es el generar instrumentos que nos resulten confiables y válidos. Estos revisten esas características cuando nos permiten alcanzar la información que necesitamos para dar cuenta de los avances de los estudiantes. Sostenemos que los instrumentos diseñados y utilizados por los docentes, en su ejercicio autónomo como profesionales de la educación, serán útiles para recoger las mencionadas evidencias, en tanto les posibiliten advertir el grado de apropiación que los estudiantes han sido capaces de realizar. Sabemos que podrían preferirse otras actividades, una mayor cantidad y variedad de saberes y contenidos. Pero transitar este 2020 ha resultado complejo y es imposible, para los docentes, evitar que queden afuera tantos aprendizajes concebidos como trascendentales. Pero les volvemos a invitar a centrarse en los que realmente se pudo desarrollar. La evaluación será la adecuada si se ajusta a nuestros alumnos, al contexto en el que nos desempeñamos y a nuestra selección de objetivos.
- Enfatizamos en el carácter relevante y trascendente de los acuerdos de salas docentes en la generación de criterios comunes. La propuesta es, como ya se mencionó en instancias anteriores, pensar en colectivo en clave de expectativas de logro por tramos.
- En lo que respecta a los cursos de 3º de Bachillerato reiteramos la sugerencia de generar las evidencias de aprendizajes, que se menciona en las orientaciones del Equipo Asesor del CES, a partir de actividades que den cuenta de la autonomía del estudiante para el aprendizaje de la Historia. Como ya se propuso desde la Inspección se cree oportuno hacer hincapié en el trabajo con diversas posturas historiográficas, actividades de argumentación y fundamentación, producción de textos desde la creatividad y la crítica, vincular temáticas nacionales con lo local y lo regional y en términos de contenidos tratar de presentar el siglo XX de forma panorámica a los efectos de generar el interés y la comprensión del pasado reciente.
- En relación a la situación de los alumnos que no han podido, no han sabido o no han querido vincularse, por múltiples circunstancias, es imprescindible tener en cuenta que desde el momento en que quedan amparados por la decisión de las autoridades, que aluden a un retorno voluntario a las aulas, están aún en condiciones de unirse al curso. A medida que lo hagan, nuestro desafío es desplegar estrategias que les permitan incorporar herramientas intelectuales y continuar aprendiendo, con nuestro acompañamiento.
Seguramente el ciclo lectivo 2021 tendrá que contemplar este contexto atípico, ya que la disrupción que significó la situación de emergencia generará un impacto en el sistema que deberemos subsanar a lo largo del tiempo. No podemos olvidar, además, que el liceo es una institución social clave, no sólo por ser un espacio de educación formal, sino porque ofrece una comunidad de pertenencia para los estudiantes y su entorno familiar, que les permitirles expresarse y comunicarse con sus pares, así como con otros referentes adultos. Por ello, la interrupción de la presencialidad, producto de la pandemia, trae consigo no solo impacto en los aprendizajes, sino efectos psicológicos y sociales, que deberemos abordar.
Mientras tanto, a la espera de más lineamientos de la ANEP y/o del Equipo Coordinador de Gestión y Pedagógico en relación a todos estos estudiantes hacia el final del año lectivo, esta Inspección reitera su sugerencia de actuar con empatía ante cada una de las situaciones puntuales que puedan presentarse, previendo la posibilidad de generar recursos concretos que permitan abordar y evaluar contenidos esenciales en relación al curso y a las circunstancias, los que habiliten al estudiantes para seguir aprendiendo.
Para finalizar, la Inspección de Historia desea volver a reconocer y agradecer de forma explícita el esfuerzo y la dedicación de los colectivos docentes que han trabajado y continúan haciéndolo, comprometidos con sus estudiantes y con su educación.
Les saludan muy cordialmente,
Prof. Mónica Salandrú Prof. Elisa Rodriguez Prof. Andrea Tempone
Inspección Nacional de Historia
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