EL ARTE EN LA CLASE DE HISTORIA VII
NEGROS Y MULATOS EN LA PINTURA BRASILEÑA DE LA PRIMERA MITAD DEL
SIGLO XX
Prof. Mónica Salandrú
A comienzos del
siglo XX domina en América Latina, incluyendo obviamente a Brasil, una pintura
de corte academicista, profundamente influenciada por la pintura académica europea, con abundancia de retratos, temas
históricos y también costumbristas. Esta pintura, anclada en el gusto de las
oligarquías locales, que eran el público que consumía dicho arte, rechazaba
tanto los cambios que venía presentando el arte europeo desde el último cuarto
del siglo XIX, como la inclusión de las realidades sociales y económicas de
Latinoamérica.
La renovación
de las artes plásticas tanto en Brasil como en la mayoría de los países de América
Latina se va a iniciar recién a partir de la década de 1920. Y va a buscar integrar
las nuevas corrientes estéticas europeas con la necesidad de reflejar la
realidad de estas tierras. (Para ampliar la mirada sobre las características de
la vanguardia latinoamericana y sus principales exponentes, les remito a un
artículo que escribí hace varios años para mi blog: http://estudi-arte.blogspot.com/2010/09/la-vanguardia-pictorica-latinoamericana.html)
En lo que
refiere a la representación de indios y negros, la pintura academicista los
había integrado tímidamente siguiendo un énfasis romántico, en que se los veía
o bien como un elemento negativo, bárbaro, que debía ser erradicado (en el caso
del indio fundamentalmente) o como un elemento exótico, idealizado, totalmente
desvinculado de la realidad latinoamericana. Es a partir del movimiento
denominado “modernismo brasileño” (cuyo
punto de partida fue la “Semana de arte moderno” llevada adelante en San Pablo
en 1922) que la pintura del Brasil, en su afán de reflejar la tierra natal,
tomará al negro y al mulato como objetos de representación de alto valor
plástico pero también como exponentes de una realidad nacional, a la que se
procuraba conocer, interpretar y reflejar
en las obras como forma de afirmar una conciencia creadora nacional. Este
movimiento nació y se sostuvo en una fuerte vinculación entre literatura y
artes plásticas, lenguajes a los que tempranamente se asoció también la música.
Y se nutrieron de los aportes
rupturistas de las vanguardias europeas (cubismo, dadaísmo, futurismo) a los
efectos de representar lo local y
generar así un relato brasileño que consolidara las bases de una identidad
nacional.
Para
profundizar sobre modernismo brasileño, puedes descargar el siguiente libro y
consultar el prólogo, a cargo de Aracy Amaral:
Obras
sugeridas:
1)
Lasar Segall. Encontro. c.1924. Museo Lasar
Segall, San Pablo. Óleo sobre lienzo, 66
x 54 cm
Lasar Segall
(1891-1957) es un artista de origen lituano radicado en Brasil a partir de
1923. Formado en Alemania y exponente claro del expresionismo, con el
establecimiento en Brasil su pintura se transforma bajo el influjo de la luz
tropical, la exuberancia de la vegetación y los tipos humanos, principalmente
negros habitantes del campo y las favelas. Produjo una obra vibrante y sensual,
de larga y profunda influencia en el medio artístico brasileño. Esta obra
“Encontro", en la que aparece un autorretrato, constituye el primer y más
fuerte símbolo de la integración de Segall en la vida brasileña. Es probable
que la haya comenzado en Alemania, antes de su llegada a Brasil, utilizando
como referencia una fotografía de 1919, tomada el día de su boda. Con un sombrero
y un traje oscuro, al igual que en el retrato fotográfico, se tiñe la piel de
la cara de color marrón, identificándose con el mulato brasileño. Esta curiosa
síntesis entre Europa y Brasil también revela, en la arquitectura del fondo y
la fuerza del dibujo, el estilo lineal del expresionismo que siempre lo
caracterizó.
Links a
lecturas sugeridas:
2)
Tarsila
do Amaral. La negra. 1923.
Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de San Pablo. Óleo sobre lienzo,
100 x 80 cm
La artista
brasileña Tarsila do Amaral (1886-1973) es tal vez la que mejor representa esta
aspiración de realizar una obra de corte nacionalista en un lenguaje plástico
moderno. Este cuadro lo pintó durante su segunda estadía en Europa, en donde
estudió, en París, con los artistas André Lhote, Fernand Léger y Albert
Gleizes. En abril de 1923 escribió a su familia: “Me siento incluso más brasileña. Voy a ser una pintora de mi país.
¡Qué agradecida estoy por haber pasado toda mi infancia en la granja¡ (…) No
penséis que esta tendencia se considera aquí negativamente. Por el contrario.
Lo que aquí quieren es que cada uno traiga la contribución de su propio país.
Esto explica el éxito del ballet ruso, las artes gráficas japonesas y la música
negra. París ya ha tenido demasiado arte parisiense.”
En La negra,
Tarsila se remite a un recuerdo de su infancia, seguramente una de las negras
que servían en la estancia de San Bernardo, de las tantas que cumplían el papel de amas de
leche. Con una representación exuberante, voluptuosa, monumental, Tarsila
celebra a la raza negra, a la mujer y a la maternidad. Se incorpora así en la
pintura, una representación de “lo brasileño”, en esa búsqueda de una identidad
nacional.
Links a
lecturas sugeridas:
3)
Cándido
Portinari. Mestizo. 1934.
Pinacoteca del Estado de San Pablo. Óleo sobre lienzo, 81 x 65,5 cm
4)
Cándido
Portinar. Café. 1935. Museo Nacional de Bellas Artes, Río de
Janeiro. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm
Cándido
Portinari (1903-1962) nació en Brodowsky, en el estado de San Pablo, en una
familia pobre que trabajaba en una hacienda cafetera. Con sus pinturas forjó
una iconografía nacional brasileña donde destacan las figuras populares que
reflejan las condiciones de vida de negros, mulatos y familias pobres.
En Café,
Portinari se inspiró en sus recuerdos de los trabajadores de Brodowsky, cuyos
pies y manos agigantados marcan la unión entre hombre y trabajo. En la tela
están representados los vastos campos de tierra roja, los cafetales sin fin que
sustentaron la economía del país, los negros musculosos por la carga, las
mujeres cansadas, el capataz duro.
En Mestizo
opta por la monumentalidad (que claramente forma parte central de la
propuesta estética de Portinari), colocando al trabajador en primer plano. En
realidad lo que coloca en la obra es la grandeza e importancia del hombre.
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lecturas sugeridas:
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