Con la suspensión de los cursos presenciales, en el pasado mes de marzo, se inició un período en el que las concepciones en torno a la enseñanza se vieron desafiadas. La brusca interrupción de la educación formal en su formato tradicional, institución clave para el funcionamiento cotidiano de nuestra sociedad, comenzó a plantear, a partir de ese momento, una sucesión de desafíos.
Todos los involucrados en este esfuerzo debimos aprender sobre la marcha. Al principio se inundó a los estudiantes con tareas, muchas veces muy extensas y en ocasiones con expectativas muy altas en relación a las circunstancias que estaban viviendo. Estas actividades no siempre contaron con el acompañamiento necesario para que pudieran ser realizadas. En ese momento la urgencia, para algunos, estaba en el compromiso formal de recorrer el glosario temático que proponen los programas oficiales, a partir de los propósitos y de un curso que se habían pensado de antemano, antes que la pandemia empezara a arrebatarnos las posibilidades de encuentro con los estudiantes.
Pero entonces comenzó el intercambio que nos dio la oportunidad de recordar que una clase no es solamente repartir tareas y corregirlas. En el aula pasan muchas otras cosas, como afirma Dussel (2020), y la pregunta que se nos planteó entonces fue si seguir enseñando el currículum o adaptarlo a lo que estaba sucediendo. Al trabajo docente se agregó entonces el desafío de abrir los saberes a partir de la realidad y generar las condiciones para que los estudiantes pudieran apropiarse de conocimientos interactuando con los profesores y con sus propuestas
Así los docentes comenzaron a recorrer diferentes caminos de aprendizaje y de acercamiento al uso de nuevas tecnologías que hasta entonces se habían manejado esporádicamente. Pero también significó poner en práctica otras formas posibles de enseñar Historia, muchas veces relegadas por priorizar los contenidos temáticos de los programas oficiales.
A partir de lo anterior la Inspección decidió invitar a los docentes a compartir sus experiencias durante la suspensión de las clases presenciales, buscando, como dicen Carr y Kemis (1988), habilitar un espacio de reflexión sobre sus prácticas, lo que mejora la comprensión que se tiene de ellas y los contextos en los que se realizan. Nuestro primer objetivo fue generar la instancia para pensar la práctica educativa, los procesos y los resultados, para luego difundir los trabajos al colectivo docente que compartió los mismos desafíos que las habían generado. Y fue así porque estamos convencidas de que cuando los docentes tienen la oportunidad de explorar sus prácticas de aula, identificando los problemas, estableciendo estrategias de acción, poniéndolas en marcha y analizan los efectos que ellas generaron, están en posición de mejorar la acción. Esto también redunda en beneficio de la autoformación como docentes y colabora con la de los colegas, ya que, parafraseando Stenhouse (1995), solamente el docente puede cambiar al docente. A lo anterior se suma un segundo objetivo: producir conocimiento. Generalmente la vorágine del trabajo hace concentrar todo el esfuerzo y atención en ejecutar las prácticas y no se suele generar el espacio para reflexionar sobre ellas y menos aún para registrarlas. El poder hacerlo construye una memoria que da cuenta de las responsabilidades complejas asumidas. También crea conocimiento, por lo que devenimos en autores, dejando el rol de intermediarios entre la teoría académica y los estudiantes.
Como se planteó en la convocatoria la Inspección de Historia es conocedora y consciente del enorme y dedicado esfuerzo llevado adelante por los colegas de todo el país. En las experiencias recibidas percibimos el trabajo de reflexión que condujo a ellas y el que generó a posteriori.
Percibimos también que a pesar de que se trataba de una coyuntura inusual, para la cual se carecía de experiencia previa, y por tanto no se sabía cómo lidiar con ella de antemano, emergió, en general, una sólida voluntad de aprender a abordar las circunstancias planteadas por la emergencia sanitaria. Por último advertimos un conocimiento emanado de los diagnósticos, que con distintos niveles de profundidad, permitieron saber qué escoger para desafiar intelectualmente a los estudiantes, tendiendo puentes con nuestra asignatura y con las habilidades disciplinares seleccionadas para trabajar. Y todo ello es especialmente valioso.
Presentamos a continuación una selección de trabajos compartidos por colegas de distintas partes del país. La misma constituye una muestra de la heterogeneidad de los abordajes llevados adelante en grupos de 1er y 2do Ciclo, en turnos diurnos y nocturno. Los mismos plantean las propuestas, los devenires, así como las opiniones y reflexiones de los docentes que las llevaron adelante. A través de ellas también llegan las voces de los estudiantes, las que, respetando la voluntad de los profesores - autores, se han conservado las transcripciones tal y como fueron enviadas.
A modo de cierre esta Inspección quiere agradecer sinceramente a todos los docentes que respondieron a la invitación y volver a felicitar por su compromiso y dedicación.
Inspección de Historia
Para ver los trabajos haga click en el siguiente
link: https://mega.nz/folder/ns9RXSpB#w6wI8kLw8YAC9f5MNz7-Uw
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