viernes, 21 de abril de 2023

Post - Felipe Pigna

Post de @felipe.pigna: "El contrabando en el Río de la Plata
Según la política de la Corona española, toda la inmensa riqueza generada por el cerro de Potosí sólo podía salir por el puerto de Lima, para seguir hasta Portobelo y desembocar en Sevilla. El objetivo económico era beneficiar a los comerciantes de esa ciudad y a sus socios limeños, tributarios ambos de importantes “coimisiones” a la corona.
Alguien tenía que pagar los platos rotos y para eso se eligió a Buenos Aires, asignándole la misión casi exclusiva de cuidarle las espaldas a la ruta limeña. El mecanismo comercial no podía ser más engorroso: las mercaderías eran enviadas desde España al istmo de Panamá y de allí pasaban a Lima, para ser transportadas por tierra hasta los mercados del lejano sur. Cuando los productos llegaban a destino, después de pasar por numerosos intermediarios, sus precios se habían inflado por el camino. Obviamente, en este contexto, la solución era el contrabando, la primera industria nacional.
Como a pesar de las reglamentaciones gran parte de la plata altoperuana seguía saliendo por el puerto de Buenos Aires, la Corona decidió promulgar la real cédula del 28 de enero de 1594, por la cual ratificó la prohibición de comerciar para todos los puertos de América que no hubieran sido especialmente habilitados.
El cumplimiento de la orden habría significado la extinción de la ciudad-puerto y los porteños comenzaron a buscar la manera de justificar el dicho “hecha la ley, hecha la trampa”.
Se aplicó entonces la nunca bien ponderada “viveza criolla” . Se trataba de aprovechar una disposición firmada en 1581 entre España y Portugal, por la cual las naves de ambos reinos que se hallaran en peligro podrían ingresar a cualquiera de los puertos más cercanos y vender toda su carga. Así nacieron las “arribadas forzosas”. 
Así arribaron “forzosamente” a Buenos Aires centenares de naves portuguesas que traían esclavos negros y mercaderías. Estos productos se revendían a precios inferiores a la mercadería legalmente procedente de Lima. Estas operaciones producían una abundancia de dinero circulante que beneficiaba a gran parte de la población porteña que termina mirándolo complacida"
 

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