jueves, 21 de mayo de 2020

El Arte en la clase de Historia. Séptima entrega


EL ARTE EN LA CLASE DE HISTORIA VII

NEGROS Y MULATOS EN LA PINTURA BRASILEÑA DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
Prof. Mónica Salandrú

A comienzos del siglo XX domina en América Latina, incluyendo obviamente a Brasil, una pintura de corte academicista, profundamente influenciada por la pintura académica  europea, con abundancia de retratos, temas históricos y también costumbristas. Esta pintura, anclada en el gusto de las oligarquías locales, que eran el público que consumía dicho arte, rechazaba tanto los cambios que venía presentando el arte europeo desde el último cuarto del siglo XIX, como la inclusión de las realidades sociales y económicas de Latinoamérica.

La renovación de las artes plásticas tanto en Brasil como en la mayoría de los países de América Latina se va a iniciar recién a partir de la década de 1920. Y va a buscar integrar las nuevas corrientes estéticas europeas con la necesidad de reflejar la realidad de estas tierras. (Para ampliar la mirada sobre las características de la vanguardia latinoamericana y sus principales exponentes, les remito a un artículo que escribí hace varios años para mi blog: http://estudi-arte.blogspot.com/2010/09/la-vanguardia-pictorica-latinoamericana.html)

En lo que refiere a la representación de indios y negros, la pintura academicista los había integrado tímidamente siguiendo un énfasis romántico, en que se los veía o bien como un elemento negativo, bárbaro, que debía ser erradicado (en el caso del indio fundamentalmente) o como un elemento exótico, idealizado, totalmente desvinculado de la realidad latinoamericana. Es a partir del movimiento denominado “modernismo brasileño” (cuyo punto de partida fue la “Semana de arte moderno” llevada adelante en San Pablo en 1922) que la pintura del Brasil, en su afán de reflejar la tierra natal, tomará al negro y al mulato como objetos de representación de alto valor plástico pero también como exponentes de una realidad nacional, a la que se procuraba conocer, interpretar  y reflejar en las obras como forma de afirmar una conciencia creadora nacional. Este movimiento nació y se sostuvo en una fuerte vinculación entre literatura y artes plásticas, lenguajes a los que tempranamente se asoció también la música.  Y se nutrieron de los aportes rupturistas de las vanguardias europeas (cubismo, dadaísmo, futurismo) a los efectos de  representar lo local y generar así un relato brasileño que consolidara las bases de una identidad nacional.

Para profundizar sobre modernismo brasileño, puedes descargar el siguiente libro y consultar el prólogo, a cargo de Aracy Amaral:



Obras sugeridas:

1)      Lasar Segall. Encontro. c.1924. Museo Lasar Segall, San Pablo. Óleo sobre lienzo, 66 x 54 cm



Lasar Segall (1891-1957) es un artista de origen lituano radicado en Brasil a partir de 1923. Formado en Alemania y exponente claro del expresionismo, con el establecimiento en Brasil su pintura se transforma bajo el influjo de la luz tropical, la exuberancia de la vegetación y los tipos humanos, principalmente negros habitantes del campo y las favelas. Produjo una obra vibrante y sensual, de larga y profunda influencia en el medio artístico brasileño. Esta obra “Encontro", en la que aparece un autorretrato, constituye el primer y más fuerte símbolo de la integración de Segall en la vida brasileña. Es probable que la haya comenzado en Alemania, antes de su llegada a Brasil, utilizando como referencia una fotografía de 1919, tomada el día de su boda. Con un sombrero y un traje oscuro, al igual que en el retrato fotográfico, se tiñe la piel de la cara de color marrón, identificándose con el mulato brasileño. Esta curiosa síntesis entre Europa y Brasil también revela, en la arquitectura del fondo y la fuerza del dibujo, el estilo lineal del expresionismo que siempre lo caracterizó.

Links a lecturas sugeridas:




2)      Tarsila do Amaral. La negra. 1923. Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de San Pablo. Óleo sobre lienzo, 100 x 80 cm



La artista brasileña Tarsila do Amaral (1886-1973) es tal vez la que mejor representa esta aspiración de realizar una obra de corte nacionalista en un lenguaje plástico moderno. Este cuadro lo pintó durante su segunda estadía en Europa, en donde estudió, en París, con los artistas André Lhote, Fernand Léger y Albert Gleizes. En abril de 1923 escribió a su familia: “Me siento incluso más brasileña. Voy a ser una pintora de mi país. ¡Qué agradecida estoy por haber pasado toda mi infancia en la granja¡ (…) No penséis que esta tendencia se considera aquí negativamente. Por el contrario. Lo que aquí quieren es que cada uno traiga la contribución de su propio país. Esto explica el éxito del ballet ruso, las artes gráficas japonesas y la música negra. París ya ha tenido demasiado arte parisiense.”
En La negra, Tarsila se remite a un recuerdo de su infancia, seguramente una de las negras que servían en la estancia de San Bernardo,  de las tantas que cumplían el papel de amas de leche. Con una representación exuberante, voluptuosa, monumental, Tarsila celebra a la raza negra, a la mujer y a la maternidad. Se incorpora así en la pintura, una representación de “lo brasileño”, en esa búsqueda de una identidad nacional.

Links a lecturas sugeridas:





3)      Cándido Portinari. Mestizo. 1934. Pinacoteca del Estado de San Pablo. Óleo sobre lienzo, 81 x 65,5 cm



4)      Cándido Portinar. Café. 1935. Museo Nacional de Bellas Artes, Río de Janeiro. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm



Cándido Portinari (1903-1962) nació en Brodowsky, en el estado de San Pablo, en una familia pobre que trabajaba en una hacienda cafetera. Con sus pinturas forjó una iconografía nacional brasileña donde destacan las figuras populares que reflejan las condiciones de vida de negros, mulatos y familias pobres.

En Café, Portinari se inspiró en sus recuerdos de los trabajadores de Brodowsky, cuyos pies y manos agigantados marcan la unión entre hombre y trabajo. En la tela están representados los vastos campos de tierra roja, los cafetales sin fin que sustentaron la economía del país, los negros musculosos por la carga, las mujeres cansadas, el capataz duro.

En Mestizo opta por la monumentalidad (que claramente forma parte central de la propuesta estética de Portinari), colocando al trabajador en primer plano. En realidad lo que coloca en la obra es la grandeza e importancia del hombre.

Links a lecturas sugeridas:




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